domenica 14 ottobre 2012

Whale Rider (2002)



Whale rider nos habla de la tradición y el presente. Para la tribu maorí que ilustra la película, su primer antepasado había llegado hacía mil años, desde el mar, montado en una ballena. Por eso, este animal sería considerado sagrado por toda la tribu y un descendiente de ese ancestral jinete guiaría el destino de las generaciones posteriores.
No sé si el mito será real o es una invención de Witi Ihimaera, la autora maorí de la novela en que se basa el filme. En cualquier caso, las ballenas encarnan el símbolo de la readaptación al medio y son la metáfora perfecta que da lugar a la historia de Whale rider.




Pai, la niña protagonista, sería la ballena rebelde que quiere volver al agua de sus antepasados y ser aceptada por su familia, pero no desde la sumisión. También puede sugerir esta película una interpretación, si se quiere más obvia, desde un punto de vista feminista. Las tradiciones, las herencias tribales, que tienen que ver con el ejercicio del gobierno o el liderazgo espiritual de una comunidad, han compartido, en su gran mayoría, desde el hemisferio norte al hemisferio sur, el privilegio concedido al poder masculino. Más tarde, con la excusa de defender la memoria de los pueblos, su idiosincrasia, se han tolerado y se siguen tolerando hábitos que se remontan a cuando las ballenas tenían patas.
Pero a mí me gusta ver la película abarcando también otras miradas que atraviesan asuntos como las relaciones familiares, la adaptación de las tribus autóctonas de un territorio al modo de vida occidental o la convivencia con la naturaleza. Por eso, esta obra, de argumento sencillo y desarrollo sosegado, es más compleja de lo que aparenta. Sin embargo, se disfruta sin esfuerzo por la belleza de sus imágenes y de su música, por la contundencia y credibilidad de sus intérpretes ... ¡y por lo bien maquilladas que están las ballenas!.




Nessun commento:

Posta un commento