El nudo de la trama es simple cual tronco
sin ramas. De contar parte del mismo, estaría arruinando un 50% de la
película, aunque la descripción del personaje deja mucho a la
imaginación. Sin embargo, su simpleza no impide giros inesperados, y el
personaje, por más playo que parezca, toma decisiones que nos dejan
perplejos.
Una buena parte del film parece un tour
turístico por la Ciudad de Buenos Aires, con un bonus extra:
Persecución. Una de las graves fallas en la trama, es que esta
persecución conforma la columna vertebral de la historia, así como las
escenas más entretenidas, así como el mayor porcentaje del tiempo de
duración, así como la profundización del personaje principal y la
introducción de un personaje nuevo, y la enumeración podría seguir
durante un buen rato. El único sabor de boca que esto nos deja es la
idea de que todo lo que habíamos visto antes y veremos después de la
persecución es aburrido y prescindible, porque si bien en la parte
anterior se nos presentan la psique de los protagonistas y en la parte
posterior se nos revela el final, el contraste entre inicio y desenlace es hilarante. La desproporción cuanti-cualitativa de las
partes de la película es evidente.
El trabajo de Szifron en este caso merece reconocimiento considerando el hecho que fue su primera pelicula, pero se choca con el techo de la mediocridad.
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