venerdì 10 gennaio 2014

The Wicker Man (1973)




Con verdadero aroma lovecraftiano, el film nos lleva de la mano por un viaje a las profundidades de la naturaleza humana a través de Summerisle, enclave perfecto para desarrollar esta aventura de horror personal, por ser un lugar aislado del espacio y diríase casi que del tiempo, donde las leyes de la lógica se subvierten y parece que cualquier cosa pudiera llegar a ocurrir.


La aparente narración de un caso policial simple se va cargando de tensas connotaciones teológicas, mediante dos toques de etnología y unas pocas alusiones al antiguo culto solar.
Con estilo seco, espartano y siniestro, muy a la manera del Polanski que define el modus operandi del mal, el hormigueo del terror crece cuando se adivina la inminencia de un sacrificio ritual, para garantizar las cosechas.
El sorprendente giro final cambia el signo de todos los datos, digno de un Wilder malévolo.
La trabajada interpretación de Woodward, las magnéticas apariciones de Christopher Lee y la generosa desnudez de Britt Eckland, o su doble de cuerpo, contribuyen a redondear una película singular, cruel y recomendable.






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