venerdì 10 gennaio 2014

Passenger (1963)




Concisa e inteligente, la obra póstuma de Munk hace de sus escasas bazas para dotar de otra dimensión al relato, un eje tan sólido como imprescindible.
El film, reconstruido arduamente, tiene añadidos de fotos donde falta película (como la técnica utilizada en “La jetée” de Chris Marker), y la voz de un narrador que describe los hechos que aparecen, y que conjetura sobre los que faltan. El resto se desarrolla como cualquier otra película, con imágenes en movimiento.
No se podrá saber de qué manera pensaba Munk rematar su obra, y sólo nos quedan hipótesis acerca de los pedazos que no pudo llegar a completar.
 

Es muy destacable el punto de vista que escoge Munk para narrar la historia, el de la vigilante Liza, lo que lleva fundamentalmente al director a utilizar directamente la subjetividad del personaje para que podamos experimentar ciertas sensaciones relativas a su poder.
Esa búsqueda de miradas, que, como se suele decir, son fruto de los ojos, el espejo del alma, deviene fructífera dramáticamente en otros destacados momentos del film.


Una de las peliculas mas audaces jamas rodadas sobre el Holocausto, sobre la relacion entre victima-verdugo.





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