venerdì 14 settembre 2012

La fille coupée en deux (2007)




En Una mujer partida en dos se podrán encontrar ecos de La ceremonia o La mujer infiel o de muchos otros de sus más de 50 largometrajes, pero Chabrol sigue siendo uno de los mejores cineastas a la hora de retomar viejos temas y conflictos y hacer que parezcan nuevos, vigentes, actuales y hasta sorprendentes.
Un buscado aroma a falsedad inunda todos los ámbitos de la película: la televisión (en donde trabaja la protagonista), los círculos de intelectuales lustrosos, la aristocracia anacrónica y todas las poses que resumen el cosmos del individualismo europeo.




Como en todo rompecabezas chabroliano, en el trasfondo de estos personajes bellos, prestigiosos y/o poderosos hay una violencia latente, una perversión, unos egos y una angustia que corroe el alma.
Si bien en muchas ficciones de Chabrol sus criaturas suelen actuar como raras marionetas, aquí esa tendencia caricaturesca está exacerbada al grado del arquetipo, impidiendo que los personajes tengan real peso dramático en la historia. Son seres unívocos atados por lazos poco convincentes. Lamentablemente, atascado en la frivolidad del contenido, en Una mujer partida en dos el maestro francés acabó trasladando el barniz banal a la propia forma de la película.




Nessun commento:

Posta un commento