giovedì 6 settembre 2012

Atonement (2007)


Después de su debut con Orgullo y prejuicio, el realizador Joe Wright se animó a trasladar al cine esta celebrada novela publicada en 2001 por Ian McEwan, un autor fundamental para la literatura británica contemporánea. Con un guión a cargo de Christopher Hampton, Expiación ("Atonement") hace gala de una estupenda factura visual, pero padece algunos desniveles en el desarrollo dramático.


La película está conformada por tres grandes bloques, el primero y el último regidos por el uso de la palabra como recurso narrativo dominante, y el del medio, por la plasticidad de las imágenes; los tres funcionan en un conjunto armonioso como la tríada de una “divina tragedia”. A su vez, todo el relato está punteado por el sonido del teclado de una máquina de escribir, un recurso que convierte en autoconsciente al espacio en el que el mismo se despliega.


La película tiene dos partes (al menos) bien diferenciadas: una es ese día de verano del 35, que ocurre menos de tres cuartos de siglo antes de que se hiciera la película, y que a pesar de eso parece de otro mundo: la casa idílica, el terreno circundante con estanque, bosque, prado y todo lo que se pueda pedir, trajes elegantes desde el desayuno hasta la noche, pasando por bañadores con gorro que parecen carteles de moda… La segunda parte es cuando llega la guerra y lo central de este episodio es un plano-secuencia de 5 minutos en el que Robbie y dos colegas del ejército pasean por toda la playa. Una escena importante. Hay tambien una tercera parte que preferimos no revelar.


Joe Wright consigue así que la película se convierta en un ensayo acerca de la moralidad que un autor pone en juego al momento de decidir el destino de sus personajes. La misma interrogación que Ian McEwan se hacía en su libro. Y si bien el resultado de esta adaptación es exitoso en términos de forma y estructura, se pierde en esa fidelidad algo de la pasión que motiva el fondo de la historia.






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