sabato 28 dicembre 2013

Loose Cannons (2010)




Tengo algo que deciros es mejor que la última prueba, desastrosa del director como parte de un diseño deliberado con más claridad, porque tiene cuadratura ficción, porque las cifras que concibe consultan mejor. Debido a que está bien actuada. Una buena película, entonces? No, en absoluto.Ozpetek no confiere fluidez a su discurso fílmico siempre codificada inexpresivo y sin matices, pero no puede dar un tono suave a las que inevitablemente aparecen como cuadros independientes en secuencia, como unidos por el hilo de la trama, pero los suplentes momento rígidamente cómica en momento dramático.


Ozpetek tiene en mente la lección de Almodóvar, pero no parece ser aún mejor, y cuando no oscila entre los extremos consuelo brillante y trágica y un tanto pretenciosa que no puede manejar (las palabras de apertura, lo cual es un flashback en el cañón suelto primario de la familia: la abuela que ha vivido, como los nietos, una pasión secreta), hace uso de una serie de fuentes de contorno (recordó, como ya he dicho, menos fragmentaria de lo habitual), pero nunca deja de dar vida a este fresco que quiere bien recubierto dominada por una escritura mediocre y ordinaria, sin fin y todo doblado en las figuras retratadas. 


Pero las balas perdidas reales son esta película y la visión de la realidad de la que se apoya . ¿Cuál es la visión? Que la homosexualidad que se puede tener es respetable, que parece vivir en un mundo diferente de verdad, pero nunca completamente ajeno, cerca, pero debidamente mantenido a cierta distancia de la normalidad, una comunidad que no tiene nada que decir, excepto para sí misma y, lo que es peor, se manifiesta en el cine siempre de la misma manera y con las mismas fórmulas de identidad (canciones, baile en la playa, ceñidas camisetas cortas), la homosexualidad siempre narrada con cuidado y pequeña sacudida (Thomas, el protagonista ), representada de forma que aplaque la tolerancia y bien pensante que puede hacer alarde delante de una humanidad tan inocuo dibujada. La obra de Ozpetek estereotipa demaciado y la tranquilidad que se propaga como un virus, que ofrece una visión del mundo tan reconciliada llega a ser hasta inquietante. 




 

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