sabato 16 marzo 2013

Dark Shadows (2012)



Creo que no hay que darle muchas vueltas, ni para excusar ni para embestir contra Tim Burton, y que estas “Sombras tenebrosas” simplemente se trata de un mero capricho de su director, y en consecuencia de Johnny Depp, que para eso es también coproductor, el músico Danny Elfman, su diseñadora Colleen Atwood… en fin, su equipo habitual. Vamos, que es una excusa, más que un proyecto, lo cual me parece muy bien siempre y cuando no dé la impresión de que se han descuidado ciertos aspectos porque se ha estado más pendiente del capricho en sí (y del agradable clima de rodaje, suponemos), que del resultado final. En ella se combinan toda clase de elementos fantásticos ya conocidos por los seguidores de Burton, con ciertos paralelismos “de clima romántico”, con respecto a “Drácula”, versión Coppola, y con tomas, como las de al borde del precipicio, que son homenaje (consciente o inconsciente) del clásico “Narciso negro”.


Su personaje central es de los favoritos de Depp, vampiro con toques shakesperianos y rico vocabulario, que combina humor negro y romanticismo. Todo ello muy prometedor. Pero su fugaz humor negro se combina mal con el tono naif de la historia y su parte romántica va perdiendo peso con las circunstancias de los otros personajes, que por cierto, lástima que no terminen de desarrollar la personalidad que se les apunta al conocerlos, agudizado quizás porque todos ellos posen más que actúen. Michelle Pfeiffer es la que más se va desinflando, no por ella, sino por el guión, y Helena Bonham Carter no se sabe bien en qué se convierte su personaje, sobre todo gracias a un final muy malo al que le sobran los últimos segundos. Quizás no termine de ser lo podía haber sido (desconozco la serie de televisión en la que basa), pero qué duda cabe que Burton no ha hecho una mala película como hizo por ejemplo con el remake de “El planeta de los simios” que era un atropello, pero no le ha salido tampoco un título brillante, ni siquiera bueno a secas. Me llama la atención que el personaje de Barnabas, tras su letargo vampírico, alucine con el asfalto y no repare en inventos como el de la bicicleta, la luz eléctrica…


Cuando hace falta, o se acuerdan los guionistas, se recurre a algún gag que haga alusión a su descoloque temporal. En todo este combinado hay, como guinda, una banda sonora divertida de canciones de la época, referencias a los setenta y cameos muy encantadores. Ya que tampoco “Sombras tenebrosas” sea una película como para lanzar las campanas al vuelo me gustaría dejar claro antes de concluir, que puede llegar a ser más gratificante que muchas otras sandeces que inundan la cartelera.




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