domenica 13 gennaio 2013

Splice (2009)



Algo perdido en combate teníamos al bueno de Vincenzo Natali después de su interesantísima trilogía fílmica de presentación. En apenas cinco años este autor dejó claro que desde el demasiadas veces ninguneado vecino norteño de Estados Unidos se podían concebir obras estimulantes que lograran insuflar bocanadas de aire fresco al género fantástico. Con ‘Cube’, genial ópera prima nos atrapó el aquel galimatías laberíntico imposible, con la irregular ‘Cypher’ trenzó un a ratos brillante juego hitchcockiano de falsas identidades, y con la infravalorada ‘Nothing’ divirtió con ese simpático perro verde que parecía directamente sacado de la mente del gran Charlie Kaufman.


El propio director manifestaba que en esta ocasión su principal motivación era la de rodar una película cuyo monstruo fuera un personaje más, no simplemente algo de lo que había que huir. Nadie puede negar que el punto de partida sea por lo menos prometedor. Pero si antes alabábamos el evidente poder creativo de Natali, también hay que reconocer que todavía no ha logrado hacer ningún trabajo redondo. Por desgracia ‘Splice’ no es la excepción.


El principal problema de este experimento subyace en la obsesión del director canadiense por su criatura, que acaba convirtiéndose en una peligrosa arma de doble filo. Por un lado la figura de Dren adquiere un notable peso dramático, confirmándose el filme como un muy interesante transgresor / renovador de los cánones de las monster movies. A pesar de que los efectos visuales no rindan siempre al nivel deseable, la apariencia del monstruo así como sus continuas metamorfosis convencen. De modo que desde el punto de vista estético y también psicológico, Dren hace los méritos suficientes para ocupar un huequecito en el imaginario colectivo, aunque no con tanta contundencia como apuntaban la mayoría de pronósticos.


Así, al final ‘Splice’, híbrido de ciencia-ficción y terror, se muestra como un compendio de buenas intenciones, la mayoría de ellas mal acabadas, lo cual tristemente se está convirtiendo en un tic demasiado frecuente en los productos fantásticos modernos.





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