lunedì 21 gennaio 2013

El niño de barro (2007)




Es una película correcta a grandes rasgos aunque se le detectan exiguos puntos débiles en algunos pasajes del guión debido a la falta de solidez y credibilidad en la construcción del entramado narrativo, y en algunas actuaciones endebles (de las que se salvan las interpretaciones de Maribel Verdú, Daniel Freire y Chete Lera; aunque son apenas discretas pero que se destacan ante tanta debilidad histriónica imperante).
Pero tiene puntos altos tales como su atmósfera malsana con secuencias verdaderamente fuertes, ya que son niños las víctimas de un asesino serial que deambula entre la podredumbre social inmigratoria y la gentuza nativa de una Argentina cosmopolita. Ese aire putrefacto desde lo psicológico, combinado con la miseria económica y moral dominante en las calles, se potencian para dar por resultado un thriller enigmático y sombrío desde sus situaciones.






Además la recreación de época y la fotografía son dos elementos sublimes en este filme. Sin lugar a dudas que hacía mucho tiempo que no veía una cinta tan cuidada desde la estética y la ambientación fuera de las ligas mayores de Hollywood. Los escenarios sórdidos y el vestuario para lograr aclimatación histórica son verdaderamente puntos muy destacables en este filme en donde se nos propone misterio para descubrir a un asesino psicópata, se nos sensibiliza al ver tanto sufrimiento y degradación social producto de los contextos económicos desfavorables, se nos atormenta al ver el maltrato infantil producto de mentes enfermas que descargan sus impotencias y traumas en los más indefensos y se nos deleita desde el diseño de arte y los apartados visuales de una cinta que nada tiene que envidiarle a grandes producciones industriales.
Digna cinta que cautiva desde lo estético, atrapa en su intriga y sobresalta con su temática trastornada. Una obra interesante dentro del thriller sobre serial killer con fugaces dejos sobrenaturales.

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