"Black Death" cuenta con una ambientación sublime de una oscura época de la humanidad. Entre la peste bubónica (la "muerte negra") y la Iglesia, la cosa no pintaba muy bien. Sean Bean lidera un grupo de guerreros de Dios que deben llegar hasta un poblado donde dicen que la peste no ha afectado por unas oscuras prácticas de sus habitantes.
La esplendorosa aparición de la bruja – Carice van Houten – ser superior que sobresale en todo momento, sin resultar en absoluto artificiosa, es muy alentadora en este sentido; efectivamente, todo hace pensar que el guion nos va a obsequiar de nuevo con la idea de que el mal y el bien no están situados exactamente donde el poder nos quiere hacer creer …
Pero ¡ ay, qué lástima ¡ , la cosa no va por ahí…
A partir de esta decepcionante constatación, el guión naufraga claramente por un cobarde distanciamiento de las partes, donde se pretende asumir el criterio del que observa con ecuanimidad los acontecimientos – ¿pero en realidad no está un poquito de parte de Ulric ? – seguro de que ninguno de los antagonistas merece la más mínima consideración en sus fanatismos.
El espectador se siente frustrado en el último tramo de la película, ante la negativa del guionista a concederle el placer de hallar un personaje por el cual tomar parte. - sí, estamos viendo cine y no una tesis doctoral -
Y en ese sentido la película resulta irritante, porque la idea última que se pretende enaltecer: la de que la violencia es siempre reprobable, recurriendo para ello a una tramposa y postiza "voz en off ", es simplemente un mal recurso que sólo trata de disfrazar su falta de atrevimiento o de imaginación, para desarrollar un argumento lleno de posibilidades desaprovechadas.
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