venerdì 15 febbraio 2013

Shame (2011)




El cine de Steve McQueen es un cine incómodo. Pone la cámara a escasos centímetros de las caras, los cuerpos, las almas de sus personajes. McQueen habla de procesos internos que tienen un correlato en lo físico. Shame es una película sumamente inteligente, muy rica en matices, generosa en símbolos, perturbadora de principio a fin por su desnudez física pero sobre todo emocional. No hay ningún amago de excitación viendo Shame, porque para el protagonista del film llegar al orgasmo es una necesidad y no el punto culminante de una relación sexual y amorosa. Shame es una película de siluetas que se retozan, y ante todo de ojos eternamente perdidos mirando al horizonte, de insatisfacciones enmascaradas bajo la perfecta carcasa del american dream. Shame habla de una infancia dolorosa cuyas secuelas perduran en la actualidad. Una infancia intuida, nunca mostrada, que describe las rugosidades del personaje, sin justificar sus arrebatos, sin restar virulencia a sus actos. La protagonista por omisión de la mejor obra de Steve Mcqueen. El fino hilo sobre el que hacen malabarismos Michael Fassbender y Carey Mulligan, ambos en sus dos mejores interpretaciones.



En el primer fotograma el actor se despierta en su cama deshecha, con la mirada perdida y una respiración que parece el último suspiro de un condenado a muerte. En esa imagen de apocalipsis emocional, con un parecido nada casual con la estampa de un Jesucristo sufridor, se nos presenta a Brandon, una persona de éxito pero infeliz. Su vida acoge esa metáfora del vagón de metro que no para, porque es un medio de transporte subterráneo, que está aunque parece invisible, que se mueve en bucle, del que suben y bajan rostros y cuerpos anónimos, como aquellos que Brandon busca y encuentra en las calles de Nueva York. Y es precisamente dentro del vagón cuando el mundo de Brandon se amplifica y deja al descubierto sus telarañas: escenas en las que Brandon espía a varias mujeres, no por lujuria, sino porque es un animal herido, un depredador, un hombre enfermo.


Una historia muy dura que precisa de espectadores abiertos y atentos. Fassbender se desnuda al completo y aún así interpreta con los ojos. Una interpretacion que quedara en la ente de muchos. Shame. Una madura obra maestra del cine contemporáneo.




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