Inspirada en hechos reales, Gallo se sirve de Harris para explicarnos la gestación y la expansión de un negocio millonario, así como las no pocas rocambolescas situaciones que vivieron. Por un lado, se trata de una típica historia de ascenso y caída, al menos en cuanto a sus principales ejes sobre los que se articula el film. Por el otro, la trama cuenta con ciertos matices que hacen que pese a que se trata aparentemente de un drama, la vemos casi con una media sonrisa en la cara.
Tenemos la paradoja de un padre de familia, que se precia de serlo, convertido prácticamente en un pornógrafo. También aparece cierta colaboración con el gobierno norteamericano de índole más bien jocosa. Sin lugar a dudas, la presencia de un habitual de la comedia como Luke Wilson, así como las estupendas caracterizaciones de Ribisi y Macht tampoco inducen a la seriedad. Sin embargo los acontecimientos son bastante serios, puesto que hay por medio abogados corruptos (James Caan) o peligrosos mafiosos rusos.
Lo mejor del film se encuentra en su arranque, que realmente sabe captar el interés del espectador. También son interesantes sus diálogos y el ritmo con que nos cuentan los hechos. Sin embargo, el realizador no puede evitar que el interés decaiga en algunos momentos, y en la medida en que no se entra demasiado a fondo en ningún tema en concreto. Una pelicula incumplida.
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