giovedì 23 agosto 2012

Big fish (2003)


En esta divertida comedia de humor negro – que por ser animada no quiere decir que sea únicamente para niños, que conste- Burton retoma uno de los temas que más le gustan: la exploración de las posibilidades de la muerte y lo que hay más allá de esta, tratado todo con desenfado, humor ácido, ternura, y lleva al espectador al mundo Burtoniano que hemos llegado a conocer y querer.


Con un maravilloso trabajo de animación realizado utilizando figuras de tercera dimensión, esta película es un relato divertido, un musical interesante (hay cuatro números creados por el genial Danny Elfman, indispensable en el ouvre de Burton) y una fabulita oscura e irreverente acerca del amor y la muerte. Tecnológicamente – y sin dejar de dar debido reconocimiento al maestro Ray Harryhausen-, la cinta es prodigiosa: el diseño de personajes, supervisado es llamativo e interesante. Cada personaje, tanto en el reprimido mundo de los vivos como en ultratumba – que asemeja un cabaret de la República de Weimar-, tiene una personalidad definida y quien se roba cada escena en la que está, es el personaje de Finnis Everglot (padre de la novia viva) cuya voz es interpretada en inglés por el magnífico Albert Finney.





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