sabato 29 marzo 2014

Road to Perdition (2002)





¿Alguien se puede creer esta historia? De verdad, quien valore esta película por encima del 6, que analice seriamente el hilo argumental. Es como si la trama fuera dando tumbos sin tener muy claro el fin. El horror empieza desde que el pequeño Michael presencia el asesinato, supuesto desencadenante de una historia que hace aguas por todos lados, con un malo malísimo de lo más torpe, asesinos a sueldo ridículos, matanzas imposibles, planes absurdos, enfrentamientos sin sentido y un final que, aunque emotivo por el mensaje que plantea, resulta forzadísimo.



En medio de esta mediocridad, encontramos a unos personajes flojísimos que no despiertan el más mínimo interés. Se puede ser frío, pero no un mueble; es lo que le pasa a Sullivan, interpretado por un Tom Hanks totalmente inexpresivo. Su personaje parece no sentir ni padecer, ni siquiera pensar o reflexionar. Nada. Al hijo le ocurre otro tanto. Las emociones, tan olvidadas a causa de una mala historia, hacen que los personajes carezcan de todo drama, de toda empatía con el espectador y de toda profundidad. La tragedia no explota y la huida o la vengaza, o lo que sea que hagan ese padre y ese hijo, ocurre sin esfuerzo, sin apenas riesgo, sin desesperación. Sin que se despeinen.




Aspecto tecnico? Ná, lo típico del cine de gángsters moderno: mucho sombrero, mucho coche negro, escenas pretenciosas sacadas de quicio y calles empedradas mojadas por la lluvia.
Y una estética depurada como mandan los cánones del género renovado, aunque no se le haya renovado más que la imagen, además de quitarle la esencia.
Buenas interpretaciones, sin embargo, por parte de Daniel Craig (personaje desaprovechado, y desinflado, y condenado y...) y de Paul Newman, aunque esto último no es niguna sorpresa. Y Mendes?
No le ha dado nada. Nada, más que ñoñería, posturas, cámara lenta y fotografía oscura.




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