venerdì 14 marzo 2014

Pretty Poison (1968)




Pequeña joya de Noel Black que desde luego merece ser reivindicada por su valentía. Esta adaptación de la novela de Stephen Geller ya apuntaba maneras y reemplazaba a la narración del Hollywood clásico en pos de un negrísimo punto de vista, para narrar la historia de dos jóvenes disfuncionales soberbiamente interpretados por Anthony Perkins y Tuesday Weld. Él es el perfecto pirado: sale de la cárcel tras cometer un crimen y de forma "inocente" se presenta ante una chica como un personaje enigmático, una especie de agente secreto enviado por el FBI para investigar. Al menos eso es lo que cree ella, una arrebatadora Tuesday Weld, una rubia venenosa con pocas luces para la vida diaria pero una mente privilegiada para las ideas retorcidas. Sobra decir que nada de lo que pasa aquí se ciñe a los cánones clásicos y que todo está narrado con un puntillo entre lo mordaz y lo irónico, aunque sin abrazar la comedia de forma reiterada y sacando más provecho de los mecanismos del thriller.


Hay un poco de algunos maestros en esta historia, y es que buscando referencias podríamos hablar del propio Hithcock en sus planteamientos más surrealistas (la conexión va más allá de la aparición de Perkins) o de otros autores que más adelante se revelarían como claves para el cine norteamericano de la época.
"Pretty Poison" hace muchas cosas y casi todas bien. Que sí, que algunas cosas de las que pasan están un poco cogidas por los pelos, que los protagonistas actúan de forma extraña, incluso por momentos incoherente. Pero si entras en su mente acabarás aplaudiendo con ese tercer acto que sorprende por su mala hostia al tiempo que deja alucinado por su clarividencia. Para enamorarse de Tuesday Weld (aunque esté pirada) y disfrutar durante 90 cortísimos minutos. Pues eso, toda una joyita a descubrir.




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